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…hay tres aspectos de la mentalidad del deportista que el escritor podría acoger: autocrítica, determinación y constancia.

Preciosa humanidad, bienvenidos al podcast del Gimnasio para escritores. Un espacio de entrenamiento teórico para autores noveles donde tenemos una única misión: ayudarte a avanzar en tu proceso creativo para que no volvás a preocuparte por la hoja en blanco y para que transformés los tortuosos bloqueos en terreno para la inspiración.

En este Gimnasio estamos convencidos de que, así como un deportista de alto rendimiento se entrena incansablemente para alcanzar el éxito, un buen escritor sólo llega a ser tal entrenando y ¿cómo se entrena? Con teoría y práctica.

Así pues, en este podcast abrimos los micrófonos a la literatura y a través de ella a los autores cuya obra nos aporta ese conocimiento que alimenta nuestra creatividad, porque acá lo importante no es si vos escribís teatro, cuentos, novelas, cine… no, lo que importa es cómo contar historias.

Luego, si quieres revisar información relevante de alguno de los podcasts no tenés que escucharlo todo de vuelta, podés ir a gimnasioparaescritores.com y encontrarás transcritos todos los resúmenes y reseñas de cada uno de los episodios para facilitarte la consulta.

Soy Eddy Janeth M.H., escritora, directora de teatro, docente, fundadora del Gimnasio para escritores y tu entrenadora personal.

¿Empezamos?

Pilares del Gimnasio: mentalidad de Deportista

Preciosa humanidad, les saludo. El episodio de hoy es un espacio para presentarme, presentar el gimnasio, contarte un poco de qué va este proyecto y qué espero que pase entre nosotros a partir de hoy, obviamente quisiera que este sea el inicio de una historia de amor libre entre la poliandria y la poligamia en donde, a diario, te instaré a devorarlo todo. Pero bueno, utopías aparte, dejemos que nuestra relación fluya como tenga que fluir y empecemos por el principio: conmigo invitándote desde ya a escribir, todos los días, así no seás escritor o escritora, aunque bueno si estás escuchando este podcast probablemente lo seas o te esté picando el gusanillo para serlo.

Como ya sabes mi nombre es Eddy Janeth: hago teatro desde hace dieciocho años, soy dramaturga y directora de teatro, he sido docente de teoría y práctica teatral a nivel universitario, coordiné por casi cuatro años un proyecto de promoción de lectura y escritura en la Red de Bibliotecas Públicas de Cali (esa es la ciudad en la que nací y en la que vivo actualmente) y hace más o menos veinte años… veinticuatro fui pesista, ese es el mismo deporte que hacía María Isabel Urrutia: ella fue la primera colombiana en ser medallista de oro en unos juegos olímpicos. Y vale la pena aclarar que no fue la primera mujer sino la primera deportista. Yo no sé si tenías dudas al respecto, pero a mí me pareció importante hacer la anotación.

Entonces, fui una niña pesista y cambié las pesas por el teatro, y creería que al día de hoy lo único que queda de mi relación con el deporte es la mentalidad del deportista, aplicada a mi vida profesional, así que toca agradecerles a mis papás el que me obligaran a vivir esa experiencia.

Pero bueno, volviendo a lo de la mentalidad del deportista y la escritura, creo que la mentalidad es necesaria para que lleguemos a ser medianamente buenos en nuestro oficio, y es lo que me gustaría compartirte en el Gimnasio, para que cuando nos lean no se aburran y se terminen de leer, con placer, la novela, el cuento, la obra, el guion o lo que sea que uno haya escrito.

Entonces, para mí hay tres aspectos de la mentalidad del deportista que el escritor podría acoger: autocrítica, determinación y constancia.

Autocrítica

En este sentido, refiriéndome a la autocrítica, quiero ser bastante clara, porque no hablo de insultarse o de usar adjetivos negativos contra uno mismo, por alguna razón cuando se usa la palabra crítica muchas personas deciden que es algo negativo y la crítica, preciosa humanidad, bien hecha, responde a un análisis basado en los conocimientos y la experiencia de quien la hace, entonces, si confías en los conocimientos y la experiencia de quien te critica, valorarás su análisis.

Así pues, para hacer una autocrítica que valga la pena, viene bien empezar por organizar los puntos del análisis, pongamos un ejemplo: en el levantamiento de pesas las categorías de competición están definidas por el peso corporal, supongamos que tenemos una competidora para la categoría de 55kg, pero el día del pesaje pesa 100gr más, entonces automáticamente sube de categoría y ahora participa en la de 60kg. Luego, si esta es una competencia clasificatoria, nuestra deportista, al ganar, tiene un lugar en una competencia más grande, unos juegos nacionales, por ejemplo, en esa competencia sólo podrá participar en la misma categoría para la que clasificó, la de 60kg; pero el día del pesaje pesa 54,9kg, lo que la baja la categoría (a la de 55kg). Aquí pueden pasar dos cosas: o el entrenador logra que los jueces de la competencia la vuelvan a pesar antes de que termine la jornada de pesaje y entonces, decide llevarse a la competidora a comer, yo qué sé, a desayunar, a almorzar, lo que sea… para que gane los 200gr que le hacen falta… en serio esa es una opción y probablemente la tomarían porque la otra es no competir y para un deportista es más traumático eso que subir 200gr en dos horas. Independientemente de la decisión del entrenador, la deportista va a reconocer su alto nivel de responsabilidad y sin duda se va a disculpar con su entrenador y con el resto de competidores de su equipo, sus 200gr pusieron en un predicamento a todos.

Pongamos ahora un ejemplo más cercano: digamos que vos escribís y lo hacés bien, al menos a tus amigos y a quienes te han leído les gusta, pero si te hablan de estructuras pensás sólo en Aristóteles y si te hablan de anagnórisis quedás en blanco aunque el concepto también venga de Aristóteles; tal vez, reconocer que hay cosas que no sabes te lleve a formarte y en el ejercicio tu voz como escritor o escritora madure y seguro vas a descubrir que eso de formarte es un placentero ejercicio que no acaba nunca. Créeme que es placentero.

También podrías no hacerte una crítica sino aplaudir lo que hacés bien y ya, como se aconseja bastante hoy en día, y ojo que no estoy diciendo que uno no debe elogiar sus propias capacidades, o que elogiar sus propias capacidades no haga parte de la crítica, que siempre vienen bien las palmaditas de “bien hecho”; lo que digo es que no mezclemos, porque lo que suele pasar es que se usan los elogios para señalar que los errores no son tan grabes al lado de las virtudes y no, al pan, pan y al vino, vino; ahí es cuando creés que una autocrítica es decirte que “aunque no sabés de teoría, escribís bien porque a quienes te han leído les gusta tu estilo e incluso te ganaste un premio, bien por el premio, bien porque gustes, el problema aquí es que lo paternalista del enunciado pone un velo en aquello que podrías trabajar, hablándote así difícilmente vas a concluir que podés ampliar tu conocimiento y tu capacidad creativa.

Determinación

Entonces, si en lugar de hablarte como papá sobreprotector tenés un diálogo directo con vos, te aseguro que vas a encontrar algo para corregir y habrá decisiones por tomar, y ahí entramos en el segundo punto de la mentalidad del deportista que en este gimnasio nos interesa que acojás, determinación: la capacidad de tomar decisiones para perseguir un objetivo.

Volvamos, entonces, a nuestra pesista en competencia: en competencia, un pesista hará tres movimientos por cada ejercicio; es decir, saldrá tres veces a la plataforma para levantar la pesa en arranque (ese es el movimiento en el que se levanta la pesa desde el piso hasta arriba por encima de la cabeza con los codos estirados) y saldrá tres veces a levantarla para envión (ese es en el que primero va a los hombros y luego hasta arriba. Con los codos estirados también); supongamos que nuestra pesista, en un entreno hace, una semana, levantó por primera vez 50kg en arranque, es lo máximo que ha hecho, lloró de felicidad, ese día en el gimnasio fue una maravilla, todos aplaudieron, rompió su marca. Eso se celebra; pero después de ese día, el milagro no volvió a pasar; por tanto, ese todavía es un peso desconocido para la deportista.

Para estos juegos, dependiendo del entrenador, la competencia y el deportista, el entrenador decidirá si esos 50kg serán su primer, segundo o tercer movimiento; si el entrenador decide que será el primero, en ese momento (al menos es lo que a mí me pasaba) la competencia deja de ser con otros para convertirse en una contra uno mismo, porque solo pueden pasar dos cosas, otra vez: o le va como la misma mierda misma porque se blanquea, lo que quiere decir que falla los tres movimientos y su total levantado en arranque sería igual a 0kg; o le va de maravilla, porque aún si sólo logra hacer un movimiento levantó ese peso que era desconocido y si logró hacer más de uno lo superó. Ese momento previo a levantar ese peso desconocido, el de la pesista frente a la barra, con el miedo amarrado, pensando: tengo que hacerlo, y pidiendo al público que haga silencio porque necesita concentración. Ese pequeño instante, cuando logró sobreponerse al terror de la barra y levantarla, es determinación.

En el ejercicio de escribir la determinación es tan simple como sentarse, escribir y no abandonar, si esperabas algo más mágico parecido a lo de la pesista, pues no, no hay magia en el momento previo a la escritura, la magia está en el proceso: cuando te sorprende la historia, las reacciones de los personajes, cuando llorás porque la situación que estás escribiendo te tocó en lo más profundo, cuando sentís que la inspiración está pegada a tus dedos y todo lo que escribís es una genialidad pero cuando lo leés al otro día te burlás de vos misma porque ahora te parece una porquería, lo tomás con calma y volvés a empezar, ahí está la magia; pero, si no estás escribiendo y querés, estás poniéndote excusas, te está ganando el terror frente a barra cargada con ese peso desconocido.

Digamos que vos querés escribir una novela, por ejemplo, escribís las primeras dos páginas y luego queda olvidada en una carpeta por dos meses, ni te acordás de que ahí está; pero, cuando te preguntan ¿qué estás haciendo? tenés el descaro de decir “estoy escribiendo una novela”, sabés que no estás haciendo eso, quisieras, pero no lo estás haciendo, tenés que reconocerte que no estás escribiendo, para que empecés a hacerlo: reconozco el problema, me trazo un objetivo, tomo la decisión y persigo ese objetivo, simple: ¡dejá de decirte mentiras!

Constancia

Por último, para alcanzar ese objetivo, si no sos un escritor o una escritora bien entrenada que ya tiene una rutina personal y que tiene una estrecha relación ahí con la inspiración para lograr que se le abrace oportunamente, pues vas a tener que ser constante, constante, constante, muy constante. Vas a tener que ser constante en una serie de acciones, habrá que, como un deportista, pues entrenarse a diario, sin excusa, hacerse a una rutina para perseguir ese objetivo y respetar la rutina: escribir cuatro días de la semana, por ejemplo, aun cuando uno crea que no tiene nada sobre qué escribir es una rutina que viene bien respetar, y es la rutina a la que le apostamos en el Gimnasio.

Sin embargo, para ser constantes toca librar una guerra con esa vocecita que nos ha acompañado toda la vida y estará ahí con uno, cual amante encoñado, hasta la muerte susurrando pendejadas para que uno se ponga a procrastinar y deje de hacer lo que uno sabe que tiene que hacer. Te deseo toda la suerte del mundo librando esas batallas.

Calentamiento

Entonces, ya conocés los tres pilares de este gimnasio para ser escritores con mentalidad de deportista: autocrítica, determinación y constancia. Pero ¿cómo entran a jugar esos pilares en este podcast? Porque no es un podcast de autoayuda te lo digo de una vez. Bueno, para ser escritores no basta con escribir, ya te lo dije, hay que formarse, sinónimo de entrenarse en teoría y práctica, de modo que estos pilares los pondrás a prueba a diario si decidís ser miembro del Gimnasio y ¿cómo te hacés miembro? Vas a empezar, calentando: martes y jueves, en este podcast, vas a encontrar el resumen o la reseña de un libro de interés para el ejercicio que nos convoca que es contar historias y los viernes vas a recibir en tu correo ejercicios de escritura diseñados a partir de ese libro de la semana; para que esto ocurra te vas a suscribir, no hay que pagar, tanto a este podcast como al Calentamiento en gimnasioparaescritores.com y ya estando allá, podés echarle un ojo a los planes de entrenamiento, y vos estarás por preguntarme: ¿por qué presiento que esos planes de entrenamiento no son gratuitos? y yo te voy a responder: mi amor, porque no lo son, pero son una berraquera así que echales un ojo. Todos los planes funcionan por suscripción, de modo que por un valor mensual vas a tener acceso a una serie de cursos de escritura y asesorías.

Resumo: para hacerte miembro del Gimnasio podés empezar calentando, eso es gratis, de hecho, te recomiendo que calentés siempre, independientemente de si vas ahora mismo y te suscribís a algún plan de entrenamiento, calentá, siempre, eso quiere decir: suscribite al podcast, suscribite al calentamiento y hacé los ejercicios que te mande cada viernes.   

Importante, cada domingo te va a llegar otro correo donde te cuento cuál va a ser el cronograma de la semana siguiente: vas a recibir los datos bibliográficos del libro base del calentamiento y te voy a contar cuáles son las lecciones que se habilitarán en los cursos del plan Rutinas de Entrenamiento, ahí cada semana se habilitarán dos lecciones.

Semana 1 del calentamiento

Ahora sí, el libro con el que empezamos a entrenar el próximo martes está dirigido a escritores de novelas, pero el de la semana que le sigue está dirigido a dramaturgos y escritores de cuentos, y el de la siguiente probablemente esté dirigido a guionistas, ¿por qué? Te estarás preguntando, ¿por qué Eddy Janeth? ¿Qué es ese berraco desorden? Bueno, el asunto es que en este gimnasio lo que más importa, no es si vos escribís teatro, cuentos, novelas, cine… no, lo que importa es cómo contar historias.

Aclarado este punto, el libro con el vamos a empezar se titula Cómo no escribir una novela, escrito por los editores Howard Mittelmark y Sandra Newman, es un libro muy divertido de leer, más si te estás iniciando en esto de escribir historias porque explica conceptos muy básicos de manera muy simple ejemplificando bastante bien los errores que, en la experiencia de los editores, cometen los autores noveles, así que si podés, compralo y leélo, son doscientos consejos para escritores y naturalmente en el resumen he incluido solo unos cuantos.

Si llegaste hasta acá, muchísimas gracias, sentite libre de dejar comentarios sin eufemismos, honestidad pura y dura, una crítica de verdad que me permita encontrar cosas para mejorar o que me infle el ego, por qué no.

Antes de irme quiero agradecer a los amigos que al escucharme y compartirme sus impresiones aportaron a la consolidación de esta idea que vengo maceando desde hace muchísimos meses; son ustedes una belleza y se han ganado todos los tesoros del cielo de los ateos.

Y bueno, preciosa humanidad, terminamos por hoy, yo me divertí haciéndolo espero que vos te hayás divertido escuchándolo. Si querés repetir, este gimnasio abre oficialmente, el martes. Suscribite al Calentamiento. Nos vemos.