Estás escuchando la segunda parte del resumen del libro Cómo no escribir una novela: 200 errores clásicos y cómo evitarlos, escrito por los editores Howard Mittelmark y Sandra Newman. El episodio de hoy es sobre la voz narrativa y el universo de la historia.
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Preciosa humanidad, les saludo, hoy terminamos el resumen de ¿Cómo no escribir una novela? Si todavía no has escuchado la primera parte, te invito a que lo hagás, puede ser después de que escuchés este porque el orden es lo de menos. El martes, en la primera parte, hablamos de: la trama, los personajes y el estilo, hoy trataremos dos temas: la voz narrativa y el universo de la historia.
La voz narrativa
Para abordar el primer tema, vamos a hablar de tres elementos: la persona gramatical en la que se narra la historia, errores con los tiempos verbales y el monólogo interno.
Vamos a utilizar el mismo recurso que en el podcast pasado para referenciar las citas textuales; o sea que las escucharán en segundo plano.
Uno de los errores más frecuentes que comenten los autores noveles, según los autores del libro, es cambiar la persona gramatical injustificadamente; es decir, pueden empezar con una narración en primera persona del tipo: perdí la concentración, me pasa a menudo, cuando abrí los ojos lo único que veía era una gota de sudor en su frente que amenazaba con caerme en la cara, me dio asco; y pasar, sin justificación alguna a una narración en tercera persona: La gota cayó. Sintió náuseas. No había terminado de revolcarse en su asco cuando cayó otra, luego otra, y otra, el sujeto se estaba deshidratando en su cara; para terminar en segunda persona: debiste parar, era evidente que ya no lo estaba disfrutando, pero tú te seguías moviendo, ella quería que pararas, ella quería vomitar.
Luego, también puede pasar que el autor decida cambiar de perspectiva y entonces, aunque conserve la persona gramatical en la narración, cambia el narrador y, de repente: ya no es ella hablando del asco que sentía, es él hablando de lo apasionante del encuentro
“…hacer esto aleja al lector de ambas perspectivas, y será incapaz de identificarse con ninguno de los dos personajes…”
Algo similar ocurre con los tiempos verbales, lo que provoca una confusión temporal en la narración, perfecta para una historia de ciencia ficción, si se hiciera de manera intencional, obviamente:
«Los doctores le decían que sólo la ciencia médica más avanzada habría podido diagnosticar su enfermedad, y tras meses de misteriosos síntomas que desconciertan a los médicos tradicionales Rally había encontrado al mejor diagnosticador médico de todo el Medio Oeste, el doctor Fenton.»
Hasta aquí tenemos una narración en tercera persona, con palabras inventadas y en pasado, podríamos pararnos a revisar frase por frase, pero creo que no es necesario porque lo más interesante está por venir:
«Como ella es una devota cristiana, cuando Rally supo que el doctor Fenton …»
Acá tenemos varios problemas: primero, el sujeto, porque cuando dice “ella” al iniciar la frase, sabemos que está hablando de Rally, pero como inmediatamente después le llama por su nombre produce una sensación de confusión y uno ya no sabe si cuando dijo “ella” sí hacía referencia a Rally, obvio sí, pero la confusión queda ahí en el aire y uno se ve obligada a releer para entender. Repito
«Como ella es una devota cristiana, cuando Rally supo que el doctor Fenton…»
Ahora lo voy a releer sin decir Rally
» Como ella es una devota cristiana, cuando supo que el doctor Fenton…»
Listo, el texto quedó arreglado; pero, el error con el tiempo verbal, que es el ejemplo que los autores quisieron dar, viene después:
«Como ella es una devota cristiana, cuando Rally supo que el doctor Fenton era un seguidor de la Iglesia Científica Cristiana, lo que significa que no sólo era un científico sino también un cristiano, ella sabe que ése era el doctor que Dios le tenía predestinado para ella.»
Hay muchos errores en esta parte el peor es “ella sabe que ese era el doctor que Dios le tenía predestinado para ella.” pero no voy a detenerme a señalar cada uno, sólo voy a anotar que cuando dice “el doctor Fenton era un seguidor de la Iglesia…” se infiere que ya no lo es; sin embargo, esa no es la intención del autor por lo que es bastante claro el error que los autores quisieron ejemplificar aquí.
Así que pasemos al monólogo interno. En la actuación, el monólogo interno es creado por quien actúa, a partir del texto dramático. Un monólogo interno bien creado, permite, entre otras cosas, entender las motivaciones del personaje. Algo similar ocurre en la escritura:
Los autores de Cómo no escribir una novela señalan una serie de “técnicas para malograr cualquier monólogo interior”, vamos a hablar de una, bueno más que hablar voy a citar el ejemplo de una: cuando un personaje es demasiado sensible.
—¿Puedes cogerlo tú? —gritó él.
Yo me eché a temblar por lo destemplado de su voz, recordando las veces que me había hablado con el tono del amor. El teléfono resonaba agudamente con su timbre, crispándome los nervios, que ya estaban a flor de piel. Cuando descolgué el auricular mi voz temblaba.
—¿Hola?
—Hola. Le llamo de Limpia-Alfombras S. A. y tenemos una oferta especial para usted…
Mi corazón se contrajo con una fría amargura cuando oí esa monótona voz grabada. El mundo se había convertido en un lugar tan cruel, tan impersonal. ¿Qué había sido del sentimiento de comunidad? ¿Qué había sido de la compasión? Cuando le colgué a la cinta grabada de esa empresa de venta por teléfono mis ojos recayeron en una foto enmarcada de mi chihuahua, Fido, que había desaparecido misteriosamente en unas vacaciones en Cancún. Las lágrimas acudieron a mis ojos cuando pensé en el pobre Fido, solo y perdido en este mundo despiadado. «Ojalá Dios te guarde», le susurré desde mi corazón mientras las lágrimas me corrían por las mejillas.
Hay otra serie de ejemplos relacionados con cómo el autor puede embarrarla desviando la acción hacia la cabeza de los personajes en las situaciones más inoportunas: dirigir la atención a lo que piensa un personaje sobre una cucaracha en el piso, cuando lo importante es que acaba de descubrir, de primera mano, que su hija de catorce años es sexualmente activa, por ejemplo.
“las novelas publicadas suelen empezar con escenas en las que pasa algo, siguen con escenas en las que pasa algo y continúan con escenas en las que pasa algo hasta el final, ofreciendo tan sólo algún monólogo interior relevante escrito con gracia.”
El universo de la historia
“Ya sabes que, técnicamente hablando, el lector es incapaz de sacar conclusiones por sí mismo. Por ello tu mensaje debe quedar claro, no lo expongas en unos términos ambiguos, ponlo en cada página. Dedica largos pasajes a explicar que esa escena en concreto es la prueba de que «el criminal siempre paga». De vuelta a la comisaría el sargento O’Reilly debe decirle a su compañero: «Ves, Jack, el criminal siempre paga». Pero es posible que el lector todavía no lo haya pillado. Incluso puede que el lector esté en desacuerdo. No dudes en añadir una escena en la que ese personaje que tampoco está de acuerdo con su mensaje sea ridiculizado, humillado y finalmente aplastado por un ascensor fuera de control. ¡Enhorabuena! Acabas de asegurarte que los lectores de Todos los ladrones van al Infierno no vuelvan nunca a leer otro libro escrito por ese autor.”
Crear un mundo de ficción no es tarea sencilla, es más simple si ese mundo está basado en el que habitamos, porque comparte sus reglas físicas y sociales; sin embargo, si el mundo de la historia se mueve en el tiempo, el espacio o es creado desde cero, el autor tendrá una tarea más compleja, porque deberá, en los dos primeros casos, realizar una investigación a consciencia de esa realidad en la que quiere que su historia tenga lugar, y en el último, diseñar una serie de reglas, físicas y sociales, para que su universo sea creíble, no hay que perder de vista que, como citábamos en el podcast pasado “el trabajo del autor es más difícil que el de Dios”.
“La ciencia ficción y el género fantástico requieren que el lector cree un mundo que sea coherente y creíble, pero la novela histórica obliga a que lo que se diga de ese mundo también sea cierto.”
A continuación, cito dos ejemplos de universos poco creíbles que, además, ponen al descubierto el punto de vista del autor respecto de su propio mundo:
Sólo para hombres
“El escritor, un hombre, crea un mundo en el que todos los personajes de esa sociedad son varones, excepto —ojo al parche— cuando el protagonista necesita relajarse. Esto es muy frecuente en las novelas de ciencia-ficción.”
“El club de campo
En este caso todos los personajes son blancos y de clase media o alta. A menos que tu novela transcurra en la Suecia rural, esto hará que tu lector tenga la rara impresión de que se ha producido alguna clase de limpieza étnica.”
Cerramos este apartado relacionado con el universo de la historia con un par de anotaciones sobre el tema:
- Tu texto literario no es para adoctrinar; es decir que tus paradigmas, dogmas e ideas filosóficas si bien harán parte de la obra porque son parte de vos, por favor no las usés para evangelizar e intentar convertir al lector a tus creencias.
- Escribí sin cohibirte, sin temor de que quien te lea se haga una idea tuya (precisa o no), es imposible controlar qué va a pensar el lector así que relajate y escribí. Aplica para las escenas de sexo.
Luego, hay un par de capítulos más, uno en el que agrupan lo que han llamado “efectos especiales” y recoge errores que pueden cometerse al escribir escenas de sexo, chistes y “cualquier referencia consciente del autor a otro autor, a la novela como ficción, a la escritura como una serie de manchas de tinta sobre el papel o cualquier otra cosa que ponga de manifiesto la naturaleza artificiosa de la novela o ficción.” Y uno final con errores al intentar vender un manuscrito.
No voy a detenerme en estos capítulos porque creo que lo más importante ya está dicho. De modo que, les recuerdo que las recetas para escribir ficción no existen, la teoría es funcional para ampliar los recursos creativos y nada más.
Preciosa humanidad, muchísimas gracias por escucharme. Por acá estaré el próximo martes con otro resumen y mañana les estaré enviado el ejercicio de escritura de la semana; recordá ir a gimnasioparaescritores.com y sucribirte al calentamiento, sino mañana no te va a llegar el ejercicio.
Un abrazo y hasta el martes.