fbpx

Estás escuchando la segunda parte del resumen del libro Los tres usos del cuchillo escrito por David Mamet, en la primera parte hablamos del viaje del héroe, del espectador, del propósito del arte y de la estructura dramática de tres actos, esa primera parte correspondería al establecimiento de los hechos, el primer acto, hoy nos moveremos por el segundo y el tercero, llegaremos al clímax, entrando al vientre de la ballena que propone Joseph Campbell y encontraremos el final.

Preciosa humanidad, les saludo. Como decía en la introducción esta parte del resumen corresponde al segundo y tercer acto, antes de iniciar te recuerdo que escucharás las citas textuales en segundo plano.

Ahora sí…

El problema del segundo acto

Aquí Mamet refiere a Campbell al relacionar el segundo acto con el recorrido del héroe o la heroína al interior del vientre de la ballena. En el análisis que hace Campbell dice que el héroe mitológico, es llamado a la aventura y si acepta este llamado se encontrará con un primer umbral, ahí combatirá con el guardián y si le derrota entrará al vientre de la ballena donde se enfrentará a una serie de pruebas, cuando supera las pruebas iniciará el camino de vuelta a casa huyendo de alguna de deidad que le persigue o bendecido por esta misma deidad, esto dependerá de las decisiones que el héroe tomó en el interior de la ballena. Campbell relaciona la travesía del héroe con la de nosotros como seres humanos, nuestras propias crisis, pruebas y recorridos para encontrar, al final del camino, nuestro propio yo, es así como este recorrido se convierte en un proceso para renacer.

En la interpretación que hace Mamet, en el interior de la ballena, que equivale al segundo acto, emerge lo insospechado, el protagonista es hundido al abismo de la desesperación, ambos: quien escribe y el personaje protagónico quieren abandonar, dudan de sí mismos, desean nunca haber iniciado ese camino, desean haberse negado al llamado a la aventura.

“’…Sí, lo sé perfectamente, pero aquellos que me previnieron no podían imaginar siquiera la magnitud de las dificultades concretas que estoy encontrando en este momento, dificultades que por desgracia me obligan —no tengo opción— a abandonar la lucha (y tomarme una copa, fumarme un cigarrillo, tener una aventura, descansar); en resumen, declarar el fracaso’”.

Ahora bien, este tipo de problema no está presente en las obras románticas,

“Estas (…) son una formulación semirreligiosa basada en la supremacía de la fe. En Karate Kid, La guerra de las galaxias o Cuento de Navidad, a los protagonistas se les conceden sus deseos en cuanto reconocen que ‘todo está en su interior’.”

Aunque probablemente todos entendamos estas referencias, sí quisiera aprovechar para leer el último momento del encuentro del Señor Scrooge con los espíritus en el cuento de Dickens, sólo porque entender la referencia no implica que las hayamos visto o leído entonces ampliar el ejemplo puede dejar más clara esa idea de ‘semirreligiosidad” que refiere Mamet.

Aquí el fragmento de Cuento de navidad de Charles Dickens

“El rumbo de la vida de un hombre presagia cierto final que se producirá si el hombre persevera, dijo Scrooge. ‘Pero si se modifica el rumbo, el final cambiará. ¡Dime que eso es lo que me estás enseñando!’ El espíritu permaneció tan inconmovible como siempre. Tembloroso, Scrooge se arrastró hacia él y, siguiendo la indicación del dedo, leyó en la losa de la abandonada tumba su propio nombre, EBENEZER SCROOGE. ‘¿Soy yo el hombre que yace en la cama?’, gritó arrodillado. El dedo le señaló a él y otra vez a la tumba. ‘¡No, espíritu! ¡No, no, no!’ Allí continuaba el dedo. ‘¡Espíritu!’, gritó agarrándose con fuerza al manto, ‘¡escúchame! Ya no soy como antes. Gracias a este encuentro ya no seré el mismo que antes. ¿Por qué me muestras todo esto si ya no hay esperanza para mí? Por vez primera la mano pareció vacilar. ‘¡Espíritu bueno!’, continuó diciendo postrado en el suelo. ‘Tu benevolencia intercede en mi favor y me compadece. ¡Dime que todavía puedo modificar las imágenes que me has mostrado si cambio de vida!’ La mano benéfica temblaba. ‘Haré honor a la Navidad en mi corazón y procuraré mantener su espíritu a lo largo de todo el año. Viviré en el Pasado, el Presente y el Futuro; los espíritus de los tres me darán fuerza interior y no olvidaré sus enseñanzas. ¡Ay! ¡Dime que podré borrar la inscripción de esta losa!’ En su agonía, se agarró a la mano espectral. La mano trató de soltarse, pero Scrooge la retuvo con fuerza implorante. El espíritu, aún con mayor fuerza, le rechazó. Alzando sus manos en una súplica para cambiar su destino, Scrooge vio una alteración en la capucha y túnica del fantasma, que se encogió, se desmoronó y se convirtió en la columna de una cama.”

Así como Campbell relaciona el viaje del héroe con nuestra vida, Mamet lo relaciona con el del autor o la autora:

“…estamos sentados en la cafetería diciendo para nuestros adentros: ‘Dios mío, ¿será eso? ¿Lo habrá pensado alguien antes? ¿Estaré loco? ¿Le gustará a alguien?’.

Esto también forma parte del proceso, y probablemente es una señal de que estamos en el buen camino. Antes solía decir que un buen escritor exterioriza lo que todo el mundo se guarda. Ahora se me ocurre algo mejor: que tal vez un buen escritor se guarda lo que los demás exteriorizan.”

Y lo relaciona también con el espectador: “En este proceso, el espectador vive el mismo periplo que el protagonista (el cual, por cierto, es el mismo periplo del autor).”

El tercer acto

Y cerca del inicio del tercer acto, cuando se ha desarrollado más o menos el setenta porciento de la obra, suele ocurrir el montaje, la secuencia de imágenes, de momentos diseñados para mostrar el estado anímico del personaje protagónico.

“Solos ante el peligro (…) El autor y el protagonista afrontan el tercer acto y están fatigados.

Esta fatiga es la causante de que se imponga un anacronismo. Quién sabe si esta posición del setenta por ciento no es un recuerdo atávico que ‘ocupa el lugar’ del soliloquio; este recuerdo debe de remontarse al antiguo drama, que a su vez se remontaba a las ceremonias religiosas de las cuales procedía.”

Creo que no es necesario ejemplificar para explicar cuál es el montaje en una película, pero sí quiero hacer un comentario, si como espectadores estamos recorriendo el mismo camino que el personaje protagónico, creo que el montaje es, también, un momento para respirar, porque las pruebas en el interior del vientre de la ballena pueden haber sido tan intensas que es importante parar, pensar y respirar antes de amenazar con desistir para finalmente continuar. Mientras decía esto estaba pensando en Good Will Hunting.

En el primer episodio de este programa, hablamos del “Chicle en la repisa” ese objeto que aparece en X momento en el relato y por ende deberá afectar la historia de alguna manera de lo contrario no tiene sentido su aparición inicial, hablamos del “Arma de Chejov” y explicaba que hace referencia a incluir en la historia sólo aquellas cosas que son útiles y necesarias, creo que Los tres usos del cuchillo complementan esta idea, este hace referencia justamente a un elemento que aparece en un inicio de manera desprevenida y su significado dentro de la historia va cobrando importancia a medida que la trama avanza y el uso se transforma.

Me recordó un capítulo de Breaking bad, cerca del final de la serie, cuando Skyler se defiende de Walter con el cuchillo, durante todo el capítulo el cuchillo hizo parte del encuadre y de las escenas hasta llegar a ese punto. Refiero el episodio de esta manera tan poco detallada porque probablemente, a estas alturas del partido, alguien no haya visto la serie y pues hombre, ojalá te animés y la veás.

“El asesino, para justificarse, se dice a sí mismo: la razón de trabajar tanto era poder comprarle algo bonito, por eso me levantaba por la mañana, y por este motivo comía, para coger fuerzas para ir a trabajar. Por esta razón me afeitaba, para estar guapo para ella. Y cuando me traicionó, usé el mismo cuchillo para asegurarme de que su amor no sería para otro.”

¿Alguien más recordó a Whoopi Goldberg afeitando a Danny Glover en El color púrpura? De repente este episodio se me transformó en recomendaciones de cine y tv… pero es culpa de Mamet, quéjense con él… avancemos

“De hecho, el cuchillo tiene su correspondencia con la línea del bajo en la música, pues es esta, y no la melodía, lo que da la fuerza musical y lo que nos conmueve.

La tragedia del asesinato nos conmueve porque nos emociona la ironía del cuchillo recurrente. La aparición del cuchillo es el intento de la mente metódica y agraviada de afrontar lo que le produce temor.”

El final

Yo decía, en la primera parte de este resumen que: como Mamet bebe de Campbell para compartir sus apreciaciones sobre la escritura dramática, podíamos inferir que el camino de la heroína terminaría en el encuentro consigo misma, Mamet llama a este encuentro, ‘el descubrimiento de la verdad’ pues el drama sirvió para batallar con la propia naturaleza, con las propias mentiras.

“Amamos la mentira, mentimos a los otros, nos mentimos a nosotros mismos y mentimos cuando hablamos de la mentira; aunque si eso forma parte de nuestra naturaleza, ¿de dónde sale la verdad?”

La verdad es una imposición, lo supera todo, “Así es como sabemos que el drama ha terminado.” Y Vladimir y Estragón siguen esperando a Godot, Romeo y Julieta mueren, Yocasta se suicida, Edipo se saca los ojos, La vida sigue a pasar de la depresión suicida de Vania, en todas estas obras, al final, la verdad, que como yo interpreto lo que dice Mamet hace referencia al tema que sostiene la obra, cobra sentido, lo vemos, lo entendemos racional o emocionalmente, es decir, independiente de si podemos o no verbalizar cuál es el tema de esa obra que acabamos de ver o de leer, no tenemos duda de que acabó y no tenemos dudas porque entendemos que es un cierre, aun en los finales abiertos.

«La obra toca a su fin cuando se desvela lo que se mantenía oculto y nosotros sentimos la plenitud porque recordamos. Evocamos cuando el mundo estaba trastornado.

Evocamos los esfuerzos cada vez más enérgicos del héroe o de la heroína (que nos representa solo a nosotros) por volver a encontrar la verdad y restituirnos la paz (al público). Y en una buena pieza teatral recordamos que cada intento (cada acto) parecía ofrecer la solución, que lo examinábamos extasiados y que nosotros (el héroe) nos sentíamos profundamente decepcionados cuando comprendíamos nuestro error, hasta que: al final de la obra, cuando creíamos haber agotado todas las vías posibles de investigación, cuando carecíamos de medios y de recursos (o al menos lo parecía), cuando no éramos más que impotencia, todo se recomponía. Se restituía en cuanto se revelaba la verdad.

En ese momento, pues, en una obra bien construida (y tal vez en la vida analizada con sinceridad), comprenderemos que lo que parecía fortuito era esencial, distinguiremos el patrón forjado por nuestro carácter, seremos libres para suspirar de alivio o llorar. Y entonces podremos irnos a casa.»

Así cerramos el episodio de hoy, te recuerdo que las recetas para escribir ficción no existen, la teoría es funcional para ampliar los recursos creativos y nada más.

Preciosa humanidad, muchísimas gracias por escucharme.

Un saludo, un abrazo gigante y hasta luego.