fbpx

La semana pasada hicimos un recorrido a través de los modos narrativos pasando por la Mimesis a partir de Platón y terminando en la Focalización de Genette, en el camino dijimos que para este teórico es importante separar de cualquier teoría de focalización lo relacionado con la voz narrativa la cual responde a la pregunta quién habla en el relato.

Esta semana nos ocuparemos de responder a esa pregunta.

Preciosa humanidad, les saludo, hoy hablaremos acerca de cuáles son los elementos que determinan la voz narrativa en la teoría de Gerard Genette. Pero, Antes de continuar te recuerdo que, a partir de este momento, escucharás las citas textuales en segundo plano.

Ahora sí…

Instancia literaria Vs instancia narrativa

Empecemos por establecer la diferencia entre la instancia literaria y la instancia narrativa, en la primera hablamos de la realidad física en la que está el autor y todos los elementos que están relacionados con el proceso creativo.

La instancia narrativa, por su parte, responde a todos los elementos que hacen parte de la ficción, en este caso narrador y autor no son lo mismo, ni siquiera cuando el narrador es omnisciente, el narrador no es el autor y si de repente has escuchado a alguien decir lo contrario créeme cuando te digo que se engaña y te engaña, es muy probable que se refiera a que se utilizó a sí misma como modelo para la creación de esa voz: igual que una actriz puede usarte a ti como modelo para la creación de su personaje, pero al momento de que le lleve a escena tú no estarás duplicada, imposible, tú eres tú y el personaje es el personaje. Pasa lo mismo con el narrador y el autor, son dos entidades diferentes en dos instancias diferentes, el uno es real, el otro es ficción.

¿Y por qué es importante establecer esta separación, que podría parecer obvia, de una manera tan tajante? Porque al hablar de voz narrativa hablaremos de la relación entre el narrador, el o los personajes y la historia, que no es lo mismo que decir la relación entre el autor, los modelos para los personajes y los acontecimientos más importantes de la vida privada del escritor, ¿verdad? Y porque es importante que acordemos que al preguntarnos ¿quién habla? Estamos hablando del narrador y nunca del autor.

Pero entonces ¿está eliminado el autor de la discusión? No necesariamente, volviendo al concepto de perspectiva, del que hablamos la semana pasa en el podcast de Modos narrativos, voy a citar la conclusión a la que llega Antonio Garrido a partir de un postulado de Bajtín:

Esto es lo dice Bajtín:

“…la perspectiva del locutor es la responsable última del carácter bivocal y polifónico de la novela. En su interior conviven en cada momento dos lenguas, dos voluntades, dos voces, dos visiones del mundo, las cuales, sumadas y concertadas a lo largo del relato respecto de los diferentes personajes o portavoces sociales, dan como resultado la visión de la novela como orquestación y polifonía (M. Bajtín: 1973, 87-182).”

A esto, Garrido anota:

Así, pues, el punto de vista funciona en Bajtín como categoría ideológico-composi­tiva, que permite valorar tanto la actitud del autor hacía el héroe como (y sobre todo) la del narrador hacia el objeto de la narración.” (127-128)

De modo que, la perspectiva del relato viene a ser, en Bajtín, una comunión entre el punto de vista del autor y el punto del narrador, el del autor es transversal al discurso, a la acción, a la situación narrativa, es el que crea el universo ficticio y justo por eso el autor no es el narrador, es el creador, no puede crearse a sí mismo, si queremos hacer una analogía religiosa, según el relato bíblico “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza” no clones de sí mismo, creó otros seres, distintos, pero parecidos a él.

Volviendo entonces a la voz narrativa, decíamos que hace referencia a la relación entre el narrador, el o los personajes y la historia.

Ahora bien, con el ánimo de ordenar los tipos de narradores utilizados en el ejercicio narrativo Genette propone una categorización en tres términos: tiempo de la narración, nivel narrativo y persona.

Hablemos del tiempo de la narración

Para abordar esta categoría, Genette presenta la distinción, señalando la importancia, para el ejercicio narrativo, entre tiempo y espacio. Nos indica que, en la mayoría de los textos, a no ser que el elemento espacial tenga algún tipo de incidencia en la trama, suele sernos indiferente el espacio en el que ocurre el relato; en oposición, suele ser muchísimo más relevante cuándo ocurre determinado acontecimiento respecto de otros, cuánto tiempo ha pasado entre una y otra escena, lo que se narra ¿ya ocurrió?, ¿está ocurriendo?, ¿ocurrirá?

Pero, no dejemos de lado la subjetividad del tiempo, un mismo lapso puede ser percibido diferente por diferentes individuos, aquí lo que el reloj o el sol indiquen no son determinantes.

Déjame explicar esto con una historia:hace unos días mi sobrino de catorce años estaba lamentándose porque era sábado en la mañana, eso quiere decir que le tocaba hacer los oficios de la casa, como todos los sábados en la mañana, mi respuesta inmediata fue: “agradezca que no le toca como me tocó a mí, yo tenía que hacer el oficio todos los días de la semana”, mi Mamá estaba parada a mi lado, tan pronto acabé la frase su mirada de reproche burlón me hizo dudar y lo supe, la memoria me estaba jugando una mala pasada porque yo estudiaba todas las mañanas de lunes a viernes y entrenaba pesas en las tardes, también de lunes a viernes y sábados en la mañana, lo que quiere decir que sólo me quedaban los domingos para barrer, trapear, sacudir y lavar el baño, pero, yo tengo una hermana y el oficio estaba dividido entre ella y yo, no por tareas sino por días, y ella tenía exactamente el mismo cronograma que yo, lo que quiere decir que cada una hacía oficio una vez a la semana cada quince días, o sea dos miserables veces al mes, y aun así, el primer impulso que tuve fue decir que lo hacía a diario, y lo dije con pleno convencimiento, en este momento la lógica dice que me equivoco pero la memoria insiste en que yo hacía oficio a diario, si mi Mamá no hubiese estado ahí yo no lo habría puesto en duda, porque esas dos veces al mes se sentían, aún se sienten, como un trabajo diario, solo porque no hay nada que odie más, desde siempre, que hacer las tareas de la casa.

Esa fue una anécdota para ejemplificar la subjetividad del tiempo. Pasaremos ahora a la clasificación que realiza Genette de tipos de narración según su posición relativa respecto de la historia, pero quería dejar sentado que la discusión sobre el tiempo narrativo no se limita a pasado, presente y futuro y por tanto es bastante amplia.

Ahora sí, Genette propone cuatro tipos de narración en la categoría Tiempo narrativo: narración ulterior, narración anterior, narración simultánea y narración intercalada.

Narración ulterior

La narración ulterior es la más común pues el narrador cuenta eventos que sucedieron en el pasado; para ejemplificar voy a centrarme en la relación del narrador, personaje e historia cuando quien narra es el personaje principal contando su propia historia.

Para aclarar la relación temporal entre este narrador y el personaje habría que preguntarse si al terminar el relato el protagonista alcanza la temporalidad del narrador, es decir, ¿el relato termina narrado en tiempo presente? No hay respuesta incorrecta, la decisión es tuya y de tu historia.

Ahora sí al ejemplo, como lo cité la semana pasada me parece apropiado utilizarlo nuevamente acá, este es el final de El relato de un náufrago de Gabriel García Márquez:

“La aventura del reportero disfrazado de médico me proporcionó una idea muy clara del interés que los periódicos tenían en la historia de mis diez días en el mar. Era un interés de todo el mundo. Mis propios compañeros me pidieron que la contara muchas veces. Cuando vine a Bogotá, ya casi completamente restablecido, me di cuenta de que mi vida había cambiado. Me recibieron con todos los honores en el aeródromo. El presidente de la república me impuso una condecoración. Me felicitó por mi hazaña. Desde ese día supe que seguiría en la armada, pero ahora con el grado de cadete. Además, había algo con lo cual no contaba: las propuestas de las agencias de publicidad. Yo estaba muy agradecido de mi reloj, que marchó con precisión durante mi odisea. Pero no creí que aquello le sirviera para nada a los fabricantes de relojes. Sin embargo, me dieron $ 500 y un reloj nuevo. Por haber masticado cierta marca de chicles y decirlo en un anuncio, me dieron $ 1.000. Quiso la suerte que los fabricantes de mis zapatos, por decirlo en otro anuncio, me dieran dos mil pesos. Para que permitiera transmitir mi historia por radio me dieron cinco mil. Nunca creí que fuera buen negocio vivir diez días de hambre y de, sed en el mar. Pero lo es: hasta ahora he recibido casi diez mil pesos. Sin embargo, no volvería a repetir la aventura por un millón. Mi vida de héroe no tiene nada de particular. Me levanto a las 10 de la mañana. Voy a un café a conversar con mis amigos, o a alguna de las agencias de publicidad que están elaborando anuncios con base en mi aventura. Casi todos los días voy al cine. Y siempre acompañado. Pero el nombre de la acompañante es lo único que no puedo revelar, porque pertenece a la reserva del sumario. Todos los días recibo cartas de todas partes. Cartas de gente desconocida. De Pereira, firmado con las iniciales J. V. C., recibí un extenso poema, con balsas y gaviotas, Mary Address, quien ordenó una misa por el descanso de mi alma cuando me encontraba a la deriva en el Caribe, me escribe con frecuencia. Me mandó un retrato con dedicatoria que ya conocen los lectores. He contado mi historia en la televisión y a través de un programa de radio. Además. se la he contado a mis amigos. Se la conté a una anciana viuda que tiene un voluminoso álbum de fotografías y que me invitó a su casa. Algunas personas me dicen que esta historia es una invención fantástica. Yo les pregunto: Entonces, ¿qué hice durante mis diez días en el mar?”

En este caso, es claro que el narrador ya no tiene nada más qué contar, al menos de esa historia, el personaje de la acción ya alcanzó al personaje que contaba el relato, de modo que si quisiéramos saber qué más ha pasado con él tendríamos que esperar a que le pasen nuevas cosas y que entonces vuelva y nos cuente.

Narración anterior

En este tipo de narración, el narrador refiere una acción posterior, son por tanto narraciones de tipo premonitorio o profético. Un ejemplo bastante claro sería las primeras frases de Cien años de soledad también de García Márquez:

“Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.”

Narración simultánea

Este tipo de narración es, en opinión de Genette, la más sencilla pues la relación historia – narración carece de juego temporal, es la mimesis perfecta donde el narrador es el personaje en tiempo presente, es, en la mayoría de los casos un monólogo interno. Ejemplificaré aquí con una de mis novelas favoritas, uno de mis autores favoritos: El innombrable de Samuel Beckett

“¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo. Sin pensarlo. Llamar a esto preguntas, hipótesis. Ir adelante, llamar a esto ir, llamar a esto adelante. Puede que un día, venga el primer paso, simplemente haya permanecido, donde, en vez de salir, según una vieja costumbre, pasar días y noches lo más lejos posible de casa, lo que no era lejos. Esto pudo empezar así. No me haré más preguntas. Se cree sólo descansar, para actuar mejor después, o sin prejuicio, y he aquí que en muy poco tiempo se encuentra uno en la imposibilidad de volver a hacer nada. Poco importa cómo se produjo eso. Eso, decir eso, sin saber qué. Quizá lo único que hice fue confirmar un viejo estado de cosas. Pero no hice nada. Parece que hablo, y no soy yo, que hablo de mí, y no es de mí. Estas pocas generalizaciones para empezar. ¿Cómo hacer, cómo voy a hacer, qué debo hacer, en la situación en que me hallo, cómo proceder? Por pura aporía o bien por afirmaciones y negaciones invalidadas al propio tiempo, o antes o después. Esto de un modo general. Debe de haber otros aspectos. Si no, sería para desesperar de todo. Pero es para desesperar de todo. Notar, antes de ir más lejos, de pasar adelante, que digo aporía sin saber lo que quiere decir. ¿Se puede ser eféctico si no es queriendo? Lo ignoro. Los síes y los noes, eso es otra cosa, se me volverán a presentar a medida que avance, y el modo de ciscarse encima, antes o después, como un pájaro, sin olvidarse de uno solo. Se dice eso. El hecho parece ser, si en la situación en que me encuentro se puede hablar de hechos, no sólo que voy a tener que hablar de cosas de las que no puedo hablar, sino también lo que aún es más interesante, que yo, lo que aún es más interesante, que yo, ya no sé, lo que no importa. Sin embargo, estoy obligado a hablar. No me callaré nunca. Nunca”.

Ese fue el primer párrafo de El innombrable para ejemplificar el tipo de narración simultánea.

Narración intercalada

Para Genette, este es el tipo de narración más complejo porque la distancia entre la narración y la historia puede llegar a ser muy corta.

El uso más común de este tipo de narración suele darse en las novelas epistolares, ejemplificaré este tipo de narración y la complejidad de la que habla Genette, con Drácula de Bram Stoker, sólo citaré el inicio de algunos diarios y cartas en el orden de aparición en la novela:

«VI.— DIARIO DE MINA MURRAY Whitby,

24 de julio.

Encontré en la estación a Lucy, que parecía más dulce y bonita que nunca, y de allí nos dirigimos a la casa de Crescent, en la que tienen cuartos.

Del Diario del doctor Seward

5 de junio.

El caso de Renfield se hace más interesante cuanto más logro entender al hombre. Tiene ciertamente algunas características muy ampliamente desarrolladas: egoísmo, sigilo e intencionalidad. Desearía poder averiguar cuál es el objeto de esto último. Parece tener un esquema acabado propio de él, pero no sé cuál es.

Del diario de Mina Murray

26 de julio.

Estoy ansiosa y me calma expresarme por escrito; es como susurrarse a sí mismo y escuchar al mismo tiempo. Y hay algo también acerca de los símbolos taquigráficos que lo hace diferente a la simple escritura.

VII.— RECORTE DEL «DAILYGRAPH»,

8 DE AGOSTO (Pegado en el diario de Mina Murray)

De un corresponsal.

Whitby.- Una de las tormentas más fuertes y repentinas que se recuerdan acaba de pasar por aquí, con resultados extraños. El tiempo un tanto bochornoso, pero de ninguna manera excepcional para el mes de agosto.

CUADERNO DE BITÁCORA DEL «DEMETRIO»

De Verna a Whitby

Escrito el 18 de julio.

Pasan cosas tan extrañas, de las que mantendré de aquí en adelante una detallada información hasta que lleguemos a tierra”

Resumamos: hablamos de los tipos de narrador a partir del factor de tiempo en la categoría voz narrativa, dijimos que, Genette establece cuatro tipos de narración en este factor: narración ulterior, narración anterior, narración simultánea y narración intercalada en la segunda parte de este resumen hablaremos de los niveles narrativos y la identidad del narrador.

Así cerramos el episodio de hoy, te recuerdo que las recetas para escribir ficción no existen, la teoría es funcional para ampliar los recursos creativos y nada más.

Preciosa humanidad, muchísimas gracias por escucharme.

Un saludo, un abrazo gigante y hasta luego.