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Estás en el Calentamiento del Gimnasio para Escritores, acá los martes y jueves te entrego el resumen de un libro de teoría para escritores de ficción y los viernes envío a tu correo ejercicios de escritura creativa, son ejercicios diseñados para ayudarte a liberar los bloqueos generados por la hoja en blanco y para que pongás en práctica los pilares de este Gimnasio: autocrítica, determinación y constancia.

Hoy continuamos con el resumen del capítulo Voz del libro Figuras III de Gerard Genette.

Mi nombre es Eddy Janeth M.H, yo soy escritora, directora de teatro, docente, fundadora del Gimnasio para Escritores y tu entrenadora personal.

¿Empezamos?

Preciosa humanidad, les saludo, antes de continuar te recuerdo que, a partir de este momento, escucharás las citas textuales en segundo plano.

Ahora sí…

En la primera parte de este resumen hablamos de los tipos de narración en las relaciones de temporalidad, ahora hablaremos de los tipos de narración en las relaciones de separación entre niveles.

Los niveles de narración hacen referencia a la parte exterior e interior del relato, es decir, quién narra y qué narra.

Niveles extradiegético e intradiegético

El primer nivel de narración sería el extradiegético, ahí está ubicado el narrador, el que nos conduce por todo el relato desde fuera, el que nos muestra eso que pasó, pasará, y/o está pasando; luego tendríamos el segundo nivel, el diegético o intradiegético ese en el que se encuentran los acontecimientos contados, ahí se mueven los personajes, el acto narrativo.

“todo acontecimiento contado por un relato está en un nivel diegético inmediatamente superiora a aquél en que se sitúa el acto narrativo productor del relato”

Hay un tercer nivel llamado metadiegético, se refiere a una narración que ocurre al interior de un relato, o sea que hay un personaje contando una historia pensá, por ejemplo, en Las mil y una noches, ahí la historia principal es la de Schahrazada la hija de un visir que decide proponerse para desposar al rey, ese rey desconfiaba de las mujeres, de modo desposaba una diferente cada noche y al amanecer la mandaba a degollar, así hizo por tres años. Schahrazada pensó que podía salvar a muchas mujeres de ese destino si lograba hacer que el rey no la matara y lo logra, contándole una historia cada noche.

Así pues, como Schahrazada es un personaje en el relato principal, en Las mil y una noches, y está contando una historia, varias, a otros personajes, o sea, un relato dentro del relato, eso que cuenta es el relato metadiegético, lo leo:

“’Tráeme un becerro bien gordo.’ Y me trajo a mi hijo convertido en ternero. Cuando el ternero me vio, rompió la cuerda, se me acercó corriendo, y se revolcó a mis pies, pero ¡con qué lamentos! ¡con qué llantos! Entonces tuve piedad de él, y le dije al mayoral: ‘Tráeme otra vaca, y deja con vida este ternero.’”

El nivel diegético es el que está encima de este, es el universo ficcional donde ocurre la historia, es donde se ubican el rey, Schahrazada, su hermana, el padre, etc., y el extradiegético es esa instancia narrativa de la que hablaba al iniciar el episodio, es el nivel ficcional superior donde se ubica al narrador, está fuera de la historia, así como Schahrazada, personaje intradiegético, está fuera de la historia que cuenta, de la metadiégesis.

Volviendo a El relato de náufrago, podríamos decir que ese nivel extradiegético se vuelve diegético en la última escena, cuando el tiempo del narrador se une con el tiempo del relato, el nivel diegético ya no está en el mar con el hambre y los tiburones, está en la ciudad, donde el narrador nos cuenta la historia, aquí ya no hay nivel extradiegético, no hay nada por encima de su propia narración.

Ahora que tenemos claros los niveles vamos a concentrarnos en el nivel metadiegético y su relación con el nivel intradiegético:

Relato metadiegético con función explicativa

Es un tipo de relato que guarda una relación de:

“…causalidad directa entre los acontecimientos de la metadiégesis y los de la intradiégesis…”

Es decir, el relato de la metadiégesis explica qué acontecimientos condujeron la historia de la intradiégesis hasta el punto en que se encuentra:

“…suele ser el caso de los relatos autobiográficos…”.

Relación temática o de analogía

Como sería el caso de la escena en la que los cómicos en Hamlet de Shakespeare, representan el asesinato del rey frente a los verdaderos asesinos, en este tipo de relación el relato metadiegético puede llegar a incidir, aunque no es regla, en el relato intradiegético.

Función de distracción y/u obstrucción

Aquí la metadiégesis sí tiene una incidencia directa en la intradiégesis, es el caso de Las mil y una noches pues las historias que cuenta Schahrazada le mantienen con vida.

Metalepsis

Pasemos ahora a lo que Genette ha denominado transgresiones o Metalepsis, se refiere aquí a las narraciones donde la separación de los niveles se desdibuja y nos encontramos entonces con el metateatro de Pirandello y obras como Seis personajes en busca de autor, en la que, literalmente seis personajes llegan a una sala de teatro buscando a un autor que termine de escribir la obra de la que salieron, o el relato Continuidad de los parques de Julio Cortázar donde un personaje metadiegético realiza una acción directa hacia un personaje intradiegético.

Aquí el relato de Cortázar:

“Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.”

¿Sabemos cuál fue el final verdad? En la diégesis hay un personaje leyendo una novela y está leyendo cómo un hombre entra en una habitación para asesinar al esposo de su amante y resulta que esa persona a quien va a asesinar es la misma persona que está leyendo la novela: el personaje de la metadiégesis aparece en la diégesis.

Antes de continuar haré una rápida recopilación:

Iniciamos la semana pasada hablando de los modos narrativos, para ello partimos de la mimesis según Platón hasta llegar al concepto de focalización en Genette, en el camino nos encontramos con los reguladores de información narrativa: distancia, aquí hicimos una aproximación a los conceptos de mimesis y diégesis; y perspectiva, acá hablamos de los tipos de narración según la perspectiva, lo hicimos a partir de las teorías de Cleanth Brooks y Robert Penn Warren, Friedman, Todorov y finalizamos con Genette; en este punto ya habíamos logrado identificar una serie de herramientas para la construcción de la perspectiva de la narración.

Pero nos hacía falta descubrir, en la teoría de Genette, cómo construir la identidad narrador, entonces pasamos a hablar de la instancia literaria y la instancia narrativa para luego ampliar la discusión alrededor de los tipos de narración según tres factores de la voz narrativa, es decir, de la relación entre historia, personajes y narración: hablamos entonces de las relaciones de temporalidad, las relaciones según el nivel de narración y ahora cerraremos con las relaciones según la persona, anotemos aquí que para Genette las locuciones referidas a la persona gramatical son corrientes e inadecuadas pues en su opinión:

“La elección del novelista no es entre dos formas gramaticales, sino entre dos actitudes narrativas (cuyas formas gramaticales no son sino una consecuencia mecánica)”.   

Presencia y ausencia del narrador

Estas actitudes parten de la distinción entre narrador ausente y narrador presente donde:

“la ausencia es absoluta pero la presencia tiene grados”

En este caso la ausencia refiere que el narrador no es un personaje de la historia y la presencia, por su parte, se refiere a que el narrador sí es un personaje de la historia.

Tipos de relato

Genette ha denominado relato heterodiegético al que realiza el narrador ausente y relato homodiegético al del narrador presente.

Ahora bien, decíamos que el narrador presente tiene grados, estos grados se determinan a partir de la relación narrador – historia, es decir, responde a la pregunta ¿cuán presente está el narrador-personaje en la historia? Si cuenta su propia historia es el protagonista y, por ende, tiene más presencia en el relato (a este narrador Genette lo llama, autodiegético), si por el contrario cuenta la historia de alguien más su presencia se atenúa.

El estatuto del narrador

Ya hemos establecido los elementos determinantes de la relación narrador – historia, ahora, a partir de todos los elementos que hemos tratado hasta aquí pasemos al estatuto del narrador y revisemos el gráfico propuesto por Genette que nos orientará el camino para aplicar lo estudiado y construir así un narrador (antes te recuerdo que el narrador en segundo grado es el narrador del nivel metadiegético):

“…Si definimos en todo relato el estatuto del narrador a la vez por su nivel narrativo (extradiegético o intradiegético), podemos representar mediante un cuadro con doble entrada los cuatro tipos fundamentales de estatuto del narrador: 1) extradiegético – heterodiegético, paradigma: Homero, narrador en primer grado que cuenta una historia de la que está ausente”.

Aquí una cita de la Ilíada de Homero para ejemplificar el estatuto Extradiegédito-Heterodiegético:

«Los demás dioses y hombres, dueños de carros de guerra, durmieron toda la noche, mas el grato sueño no dominaba a Zeus, que dudaba en su mente cómo honrar a Aquiles y aniquilar a muchos sobre las naves de los aqueos.  y he aquí el plan que se le reveló el mejor en su ánimo:

Enviar sobre el Atrida Agamenón al pernicioso Ensueño. Y, dirigiéndose a él, le dijo estas aladas palabras: ”Anda, ve, pernicioso Ensueño, a las veloces naves de los aqueos, y entra en la tienda del Atrida Agamenón y declárale todo muy puntualmente como te encargo: ordénale que arme a los aqueos, de melenuda cabellera, en tropel: ahora podría conquistar la ciudad, de anchas calles, de los troyanos, pues los dueños de las olímpicas moradas, los inmortales, ya no discrepan, porque a todos ha doblegado Hera con súplicas, y los duelos se ciernen sobre los troyanos.”

Así habló, y partió el Ensueño al oír este mandato.”

“2) El segundo estatuto del narrador es extradiegético – homodiegético, paradigma Gil Blas, narrador en primer grado que cuenta su propia historia”

Aquí un fragmento de Gil Blas:

“En la tan noble como antigua ciudad de Oviedo nací de padres pobres y honrados, lo cual no impidió a la fortuna depararme un tío canónigo de aquella catedral.

Se llamaba Gil Pérez, fue mi padrino y como a tal debo parte de mi nombre y el principio de mi instrucción, que me la dio personalmente. Después me mandó a Salamanca acompañado de su vieja mula y cuarenta ducados amén de algunos maravedises que le había sisado.”

“3) Tercer estatuto del narrador intradiegético – heterodiegético, paradigma: Scheherazade, narrador en segundo grado que cuenta historias de las que suele estar ausente”

Aquí otro fragmento de Las mil y una noches con Scheherazade

 “…y cuando llegó la sexta noche Schahrazada dijo:

He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que cuando el pescador dijo al efrit: ‘Si me hubieras conservado, yo te habría conservado, pero no has querido más que mi muerte, y te haré morir prisionero en este jarrón y te arrojaré a ese mar’, entonces el efrit clamó y dijo: ‘¡Por Alah sobre ti! ¡oh pescador, no lo hagas! Y consérvame generosamente, sin reconvenirme por mi acción, pues si yo fui criminal; tú debes ser benéfico, y los proverbios conocidos dicen: ¡Oh tú que haces bien a quien mal hizo, perdona sin restricciones el crimen del malhechor! Y tú, ¡oh pescador! no hagas conmigo lo que hizo Umama con Atica.’ El pescador dijo: ‘¿Y que caso fue ese?’ Y respondió el efrit: ‘No es ocasión para contarlo estando encarcelado. Cuando tú me dejes salir, yo te contaré ese caso.’ Pero el pescador dijo. ‘¡Oh, eso nunca! Es absolutamente necesario que yo te eche al mar, sin que tengas medio de salir. Cuando yo supliqué y te imploraba, tú deseabas mi muerte, sin que hubiera cometido ninguna falta contra ti, ni bajeza alguna, sino únicamente favorecerte, sacándote de ese calabozo.’”

“4) Cuarto estatuto del narrador intradiegético – homodiegético, paradigma: Ulises en los cantos IX a XII, narrador en segundo grado que cuenta su propia historia.”

Acá un fragmento de Ulises

“Estaba guapa. El vestido azafrán que llevaba escotado, los atributos al aire. De clavo era su aliento siempre en el teatro cuando se inclinaba para hacer una pregunta. Le conté lo que dice Spinoza en ese libro del pobre papá. Hipnotizada, escuchando. Ojos como platos. Se inclinaba. Aquel individuo del entresuelo comiéndosela con la mirada desde arriba con los gemelos sin miramientos. La belleza de la música hay que escucharla dos veces. La mujer al natural media mirada. Dios hizo el paisaje el hombre el paisanaje. Meten si acaso. Filosofía. ¡Bah! ¡Chorradas!”

Así cerramos el episodio de hoy, no quiero irme sin antes recordarte que lo que hemos tratado en estas dos semanas no son reglas escritas sobre mármol, el ejercicio creativo está en constante construcción y por tanto también la teoría, utilizá estos podcast y los ejercicio que mande a tu correo para poner en práctica recursos y herramientas, pero, y eso es una recomendación personal, olvídate de todo esto cuando querás escribir, ya no para aplicar los conceptos en un ejercicio, sino para responder a tus necesidades creativas, porquesiempre vas a podés volver a la teoría para esas lecturas en frío tan necesarias para el ejercicio de corrección y reescritura.

Preciosa humanidad, muchísimas gracias por escucharme.

Un saludo, un abrazo gigante y hasta luego.